4/7/13

¡Ay! Que rico…

Luna envuelta en hoja de tamal, tamal cocido en hoguera, hoguera prendida con ocote, ocote rajado de uñas de niño sano, sano como flor de arroyo, arroyo bañado con jugo de panal, panal preñado con flujo vaginal.
¡Ay! Que rico.
Atol de mirada tierna, tierna la voz de la sal, sal molida entre dientes de oruga, oruga vendida en plato de metal, metal doloroso del reino del quetzal, quetzal manchado de hombre de hambre, hambre de junco reposado, reposado entre manos habituales, habituales pasos nocturnos, nocturnos esfuerzos por olerte el sabor café, café, café con leche de rosal, rosal que purga las lombrices de la suela, suela machacada con pies desnudos, desnudos los sueños envueltos en papel, papel de liar hierbas marcianas, marcianas nudistas en la playa de mi codo, codo maduro en salsa de cartel, cartel que dicta un suplicio accidental, accidental eclipse equivocado de fecha, fecha en que aun te espero entrar, entrar en rieles que no llevan, llevan mecha para tostar azafrán, azafrán que busca tonteras en la tienda de recuerdos, recuerdos que no recuerdan la cascada de ciudad, ciudad de ojos enfermos, enfermos que se curan con miel de ojos, tus ojos me curan.

Me cura tu verdad, verdad que brota del aliento de tus ojos, ojos que curan cantando suavidad, suavidad que queda tras colar el sonido al desgranar mazorcas, mazorcas de mis dientes con limón, limón dulce que despierta mi tacto, mi tacto con tu piel, tu piel entre mis dedos, mis dedos que queman, que queman aún sin el clima tropical.

Espontáneamente salí a cazar, a cazar orquídeas alborotadas, alborotadas en inexplicable agresividad, agresividad susurrada entre copas de cristal, cristal que se degrada al respirar, respirar melodías de otro yo que formula peticiones, peticiones religiosas en el templo de tu lengua, lengua que me hace rezar olores de pitaya dulce, dulce corteza para transpirar.

Vengo de rodillas a rezar al templo de tu lengua frente al mar, mar y una canción. Vengo a rezar al templo de tu oreja, y detrás del altar, altar de las oraciones de cuerpo presente.

Vengo a rezarle al sagrado lunar que marca tu espalda por la mitad, a rezarle condimentos y sazones, a besarlo con mis ojos.


Te dedicaré una lágrima de leche tibia en el invierno.
Te dedicaré sudores de lima en el verano.
No existirá otoño y en la primavera te dedicaré el olor del bosque nuboso; y así hasta que la leche se acabe..

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