26/6/13

12 puertas


Salir del subterráneo tras presionar varios botones. Botones para apagar el despertador, botones para recordar, botones para anticiparme al futuro, botones para soñar, botones para salir, para entrar, para cruzar la calle.
Salir del subterráneo y caminar. Al llegar, transportarme ocho horas al futuro para adquirir el poder mediante una tarjeta que no evidencia mecanismos futuristas, ni nombres, ni chips. Sólo un número que se convertirá en numeros tras cruzar las doce puertas. Una puerta para el recuerdo precediendo una más pesada para el olvido; una puerta para el conciente precediendo otra más pesada para lo sublime.
Me deslizo en los pasillos de un laberinto que tardaré en descifrar, quizás demasiado tiempo.  Una realidad que no pertenece a mis genes, una realidad sin más referencias que dos libros premonitorios de un tiempo abstracto.
Cruzo doce puertas mañaneras, que condicionan mi día en una serie de informaciones que prevalecerán. Doce puertas a prueba de fuego, de aire, de viento, de tierra. A prueba de errores.

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