Todo ilegal
En una nación sin sistemas y sin leyes (o cuando los que existen son infuncionales), todo lo que para unos sea legal, para otro será ilegal. De esta forma, siempre habrá un punto de vista que reclame la ilegalidad del acto de otro que, de plano, opinará lo mismo del primero.
A esto yo le llamo caos social pues entorpece la característica que, en el principio de la humanidad, motivó por primera vez la creación de la sociedad: la organización para resolver necesidades colectivas.
En nuestro medio, la aglomeración humana está por convertirse en un campo de batalla en que múltiples clanes se confrontan sin conocer (por absurdo que suene) la realidad y origen de sus conflictos. Es más, la guerra se va convirtiendo en una de defensa (como tanto han insistido los gringos). La gente empieza a defenderse a diestra y siniestra, antes de que la ataquen. Por supuesto, entonces, que sí hay ataques y provienen de la gente que se defendió antes de ser atacada. Vaya cadenita.
¿Cómo podemos desalentar ese horrendo vicio? Con amor, de plano. Solo con amar y desear amar y tener tanto amor que la humanidad entera no alcance a terminárselo.
Qué fácil ¿no? Amar al prójimo y ya, y todo se arregló. Que fácil, a no ser que vivamos en este medio que, con el consumo como arma, ha logrado que la gente vaya volviéndose individualista, egoísta y conforme con todo, menos con las cosas materiales que aun no posee.
Esta respuesta la sabemos desde hace miles de años: amor. Hasta se fundaron instituciones cuyo objeto principal –y absolutamente corrompido en la actualidad- es promover el amor.
Guatemala es absurda. En las iglesias más vale el diezmo que el amor. En las escuelas intentan prohibirlo y en la presidencia fingen un beso para “conmover” (que asco).
Afortunadamente existen muchas personas exóticas aun dispuestas a luchar por la formula mágica e indispensable para que una sociedad se respete y se coopere. En sus cabezas existe el convencimiento de que el ser humano es amoroso por naturaleza y que el amor, aunque sea por el interés de que todo funcione, es amor.
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