1/6/05

volviendo a Xela

puchica jueves 03 06 05

Desde hace más de un año que no vivo en Xela. La extraño mucho, y aunque siempre trato de venir pues aquí he dejado mi alma, a veces, como ahora, me pasan algunos meses sin lograrlo.
Esta semana vine, rapidito pero vine, y desde que la ciudad empezó a vislumbrarse en lo alto de las cumbres, por allá por el mirador, mi corazón empezó a latir rápido, diría mi chava, como buen quetzalteco. Y aunque sean apenas un par de meses los que paso si llegar, siempre entro a la ciudad con los ojos bien abiertos, a la expectativa de los cambios que pudieran haber sucedido durante mi ausencia.
Y siempre que vuelvo, la decepción otra vez, de que las calles siguen hechas pedazos, de que los microbuses siguen endemoniados, de que los drenajes siguen sin darse abasto, que la carne que comemos está más mosqueada que la caca de chucho...

Parque Central
Una de las principales ansiedades que padezco al venir a Xela es ir a fumarme un dañino cigarro al parque, mientras veo pasar algo de gente y saludo a algunos conocidos. Muy bien que estén arreglando el parque, aunque para nada sea lo que debieran priorizar las autoridades de nuestra ciudad. Ahora lo cerraron por completo, que injusticia para los que venimos de lejos casi con ese único objetivo. Lo cerraron a pesar de que la mitad que primero remodelaron ya parece terminada. Supongo que no se permiten abrirla pues no han hecho su acto de inauguración y prefieren dejar a los quetzaltecos sin ese magnifico espacio de distracción. Cómo va a ser, han de decir, que lo empiecen a destrozar sin haberlo inaugurado, y sin que el pueblo sepa gracias a quién se hizo esta obra que, repito para que no pase por alto, esta lejos de ser lo que debieran priorizar. Mejor debieran, primero, solucionar las deficiencias del sistema de alcantarillado, o el asqueroso rastro municipal, o las calles que solo falta que vengan a decir que no las arreglan para que parezcan empedradas...
A los políticos guatemaltecos les han enseñado, a travez de la historia reciente, que una autoridad no sirve para hacer el bien a la comunidad, sino para hacer que parezca que hacen el bien. Bien dicen, por eso, que este es el país de los chapuces, y nuestra ciudad, no se diga.

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