Puchica jueves 26 05 05
Discriminación, gran desperdicio
En la última década se han dado cambios importantísimos en el camino hacia una Guatemala más igualitaria. El sólo hecho de hablar del tema, ha logrado que muchas puertas se abran para ventilar una realidad que, en contra de los beneficios que pueda traer a unos pocos, ha demostrado que es urgente de aclarar para poder modificar el rumbo de millones de vidas guatemaltecas que, a causa de un sistema político, social y económico discriminatorio, viven en riesgo, incluso, de morir de las formas más lamentables como lo son el hambre y las enfermedades controlables.
Hoy, la discriminación es un delito penado con cárcel. Sin embargo, existe otro sector grande, aunque quién sabe cuánto, que no es beneficiado por ninguna ley específica y cuya existencia censuran los sectores más influyentes de nuestro país. Hablo de los homosexuales.
Es absurdo que una sociedad se haga llamar democrática, cuando sus ciudadanos no tienen total dominio sobre sus elecciones, como en el caso de los gays, para quienes el sólo hecho de aceptar sus preferencias sexuales, en un medio tan adverso para ellos como el nuestro, ya implica un reto duro. Y no digamos “salir del closet”, cuando es bien cierto que son marginados.
Un amigo gay me cuenta lo difícil que resultó sobreponerse al distanciamiento de los amigos de infancia. “Muchos de ellos se alejaron de mi porque no estaban dispuestos a aceptarme, y otros se distanciaron por el qué dirán. Es difícil cuando en una sociedad ser gay significa cobardía, traición y todos los sinónimos que se le pueden dar a la palabra hueco”
Perdida de tiempo
Si todos los ciudadanos tuviéramos los mismos derechos, la sociedad sería distinta. Pero hay sectores que se empeñan, en lugar de trabajar por el bien del país, en debilitar y detener las pocas iniciativas que favorecen a minorías. Ese es el caso de quienes, en días pasados, decidieron esforzarse en la recolección de 25 mil firmas para que el congreso obvie una iniciativa que legaliza el matrimonio gay. En lugar de presionar, por ejemplo, por el código de la niñez, condenan a los homosexuales a no poder tener derechos conyugales discriminándoles de la forma más clara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario