Púchica jueves 26 05 11

Pasó el fin

Desde hace días un doncito californiano, Harold Camping, estuvo promoviendo el fin del mundo para el pasado 21 de mayo. En general fue asumido como un chiste, y generó carcajadas por aquí y por allá.
Raro es que ese día sí fue raro, con un atardecer tan extraño que, para alguien en psicosis bien pudo interpretarse como señal apocalíptica. Lo que mucha gente no supo, y que de manera comprobada puede afectar nuestro mundo, es que ese día ocurrió una potente alineación planetaria entre la Tierra, Mercurio, Venus y Marte, dato que seguramente influyó en la decisión de Camping de promover el fin del mundo en tal fecha. Pero sólo él. Distintos clubes de astronomía admiraron la alineación, pero ninguno la relacionó con cataclismos. Pero claro, los astrónomos no son astutos religiosos. Camping, en cambio, es pastor del ministerio independiente Radio Familia Internacional, que recauda millones de dólares anualmente.
Con buena parte de ese presupuesto celestial fue financiada una campaña publicitaria con miles de vallas, y soporte de los varios medios de comunicación que posee el ministerio. Lo invertido, que según notas de prensa superaría notablemente las siete cifras, mejor hubiera sido enfocado en la restauración de escuelas en Guatemala, por ejemplo, y hubiéramos tenido cientos de comunidades beneficiadas (aunque claro, esto vale primero para los políticos locales y su despilfarro publicitario).
Por otro lado, fuera de lo económico, el riesgo de jugar con temas que puedan causar pánico puede ser evaluado como terrorismo. Si es un hombre de carisma (como sus fondos recaudados pueden sugerir) seguro habrá convencido a muchos, de los cuales algunos pudieron haber, incluso, enfermado por causa de una emoción tan grande.
Entonces, no sólo podemos reírnos de gente loca como Camping sino también indignarnos. Las palabras de este hombre constituyen una gran irresponsabilidad.
Frescamente, ahora el reverendo (imbécil, valga el adjetivo) admite el error y ofrece arreglarlo el 21 de octubre. Eso sí, por si las dudas, más vale ser buena gente ¿verdad?