Los quiero limpios
En toda nación habrá un grupo reducido de gente en torno a la coordinación de la vida pública. Y en la mayoría de naciones esta coordinación ha mutado a dominación, por culpa del lado oscuro del cerebro humano, que implica en nuestra existencia a los seres corruptos, egoístas e insensibles. Y si tenemos a un lado preocupado por el otro, prudente y respetuoso, fácilmente vendrá el corrupto, egoísta e insensible a aprovecharse del bueno.
Por eso, los buenos, que son más, han inventado la institucionalidad para poder procesar a los malos con justicia –y no con odio ni rencor-.
Pero volviendo al grupo reducido con que inicio, resulta que en nuestra nación ha sido copado por la corrupción, el egoísmo y la insensibilidad del pérfido lado oscuro. La institucionalidad ha sido transformada en maña de ladrón y los buenos están siendo sedados por el consumismo y el miedo. Así que quienes debieran estar coordinando una realidad organizada que garantice el bienestar de la gente, están hueviando a mano libre y generando el caos para todos sus hermanos.
El pueblo acepta la democracia porque representa la oportunidad de decidir si se quieren delincuentes o líderes. Pero como el liderazgo guatemalteco está macheteado por todos lados, los delincuentes han aprendido a hacerse pasar por líderes y en esta democracia no hay opciones. La cosa está igualito que en cuba: hay elecciones pero sólo un partido participa, allá el comunista y acá la mafia.
Yo no quiero votar por gente sucia e hipócrita, que inunda el país con basura proselitista mientras condena los grafitis de una juventud necesitada de canales de expresión. Yo no quiero votar por gente que lleva años en este pequeño grupo encargado del colectivo, amañándose y cooperando con el mal. Yo quiero gente limpia, respetuosa, generosa, responsable, honesta, sensible, inteligente. ¡Gente en la que se pueda confiar pues!
Esa gente está frente a estas letras, o sufriendo en silencio lo que no pueden cambiar. ¿Están esperando que Dios les hable para levantar el trasero y actuar?
Dios, Él ya habló.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario