Ciudades
Hay tantos tipos de ciudades como ciudades en el mundo. Las hay desastrosas e impecables, represoras o liberales; hay unas con futuro y otras con pasado, aunque en el mejor de los casos tienen las dos; hay ciudades espontáneas y otras planificadas. Claro que no se les puede describir bajo un solo concepto pues parte de su existencia se debe a la conjugación de muchas circunstancias.
Entre todas, Xela es encantadora por mucho y decepcionante por otro tanto.
Valoraciones
Xela es una ciudad encantadora, ya lo dije, pero ahora digo por qué.
Me resulta encantadora por su historia multicultural tan llena de identidades y tan palpable. Me encanta su paisaje brusco pero acogedor, de montañas rasgadas e imponentes, de valle irregular salpicado por cerros y aruñado por quebradas. Su cultura, siempre en movimiento, es algo muy especial. Me encanta su tamaño, tan manejable aún, todavía funcional a pie o en bicicleta. Y su clima, ¿qué mejor ambiente para consolidar una sociedad cálida? Xela se da a querer por cosmopolita y porque parece una ciudad segura de sí misma.
Reproches
Hay que ser muy baboso para creer que es la ciudad ideal, tan baboso que no creo que exista alguien con esa opinión. Me ofende que sea una ciudad tan gris, que a estas alturas de la civilización humana no podamos valorar los espacios verdes. Me ofende Xela por ser una ciudad que se deja a la deriva, cuya ciudadanía prefiere confiar en la dirección de una corriente impuesta que marcar por sí misma un cause hacia su propia dignificación de vida.
Reprocho a la ciudadanía quetzalteca, incluyéndome, el que no seamos capaces de forjar un camino político honorable, que no seamos capaces de generar opiniones colectivas con sustento, que no seamos capaces de identificar los pensamientos que nos representan. Me ofende que nos dejemos babosear por una insostenible corriente de consumo y que firmemos nuestro testamento con deudas; me ofende la cobardía de una sociedad que se esconde tras las compras, para no asumir compromisos con el entorno que nos rodea ni con el futuro colectivo.
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