15/3/11

Púchica jueves 17 03 11

Terremoto

Ese día, Siete Tz´i´, las ciudades amanecieron destruidas, y todas las zonas urbanas de mayor densidad estaban en ruinas. Los incendios de la noche anterior, derivados del terremoto, habían sido sofocados casi en su totalidad por la inclemente lluvia que empapaba a toda la nación. Todo barrido, todo aplastado. Había llantos y lamentos por cualquier parte, y en el peor de los casos, un silencio infernal que se rompía únicamente por el desplome de frágiles escombros o correntadas lluviosas que arrancaban algo.

Los poblados rurales, los menos afectados, no denotaban la magnitud del evento, y organizados comunitariamente atendían la emergencia en sus pueblos. Eso sí: todos los sobrevivientes sintieron respondida la recurrente pregunta en los últimos cuarenta años: ¿cómo será el próximo terremoto?

Pero había tardado mucho en llegar. Tanto que los desplazamientos por otros fenómenos naturales como erupciones y huracanes había saturado las zonas menos riesgosas. Todo era un caos y parecía imposible que, en algún momento, pudiera verse algo positivo del asunto.

Pasados los meses, en una incesante lucha por continuar el camino, se fueron evidenciando algunos aspectos que permitirían levantar la cara ante el futuro. Uno muy importante fue que Guatemala, al ser un país subdesarrollado, poseía menos contaminantes en su territorio, lo que no sólo representaba una ventaja de salubridad tras el desastre, sino que generó un incremento de la autoestima colectiva al compararse con los recientes desastres de las grandes naciones, territorios donde seguían pasando los años y la gente aún se estaba muriendo por efectos radioactivos o envenenamientos.

Gracias a esas irresponsables naciones, en Guatemala se conocían los peligros de, por ejemplo, las nubes radioactivas. Esto significó una importante posibilidad para reconstruir una nación que, con mínimas ventajas, había recibido el último golpe de una educación violenta, el cuentazo con que por fin se aprendió la lección. Una lastimosa patada en el trasero que costó millones de vidas, pero nos dio la re-evolución.

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