Deslaves de tierra blanca (foto: Yasmin Hage)
Al desnudo
Lamentablemente, el adjetivo utilizado para llamar a la forma en que Dios nos trae al mundo, es también el usado cuando, como en el caso de Guatemala, tras un evento quedan muchas cosas al descubierto. Lamentable digo, porque las cosas que se ven en el desnudo de nuestro país, ese desnudo húmedo de lágrimas que está quedando después de la lluvia, son totalmente impúdicas.
Gobernadores acaparando la ayuda, alcaldes exigiendo afiliación a un partido para obtenerla, minimización de los daños reales y, peor aún, de la cantidad de víctimas mortales; aldeas que aun se encuentran aisladas, sin ayuda, con hambre… más de ocho mil familias sin casa.
No es nada nuevo afirmar que nuestro país posee un sistema de gobierno infuncional, que significa un riesgo constante para los ciudadanos. Stan nos recordó que no sólo somos vulnerables económicamente o en temas de violencia, sino que las características de riesgo geográfico que tenemos debieran estar mil veces mejor previstas para minimizar los daños que deja una catástrofe natural. En menos de diez años se ha sufrido la devastación por dos fenómenos atmosféricos, y el último ni siquiera era un huracán.
¿Qué va a pasar cuando, un día de estos, la geología decida descargar su furia nuevamente? Todos sabemos que los terremotos también son un peligro latente en nuestra región, y estamos tan poco preparados o menos que para las lluvias. Da miedo, que Dios nos cuide.
Sin embargo, mientras ese momento llega, tenemos que aprender que después de la tormenta Stan no se debe pensar en una reconstrucción, que significa chapucear, sino en una construcción del país, partiendo de cero: una revolución pacífica que logre despojar del poder a las mentes corruptas que nos mantienen al borde del abismo.
Cuando veo la radicalidad que la naturaleza puede tomar en un par de horas, me doy cuenta que los humanos, como parte misma de esa naturaleza, tenemos la misma cantidad de energía con la diferencia –que nos da el poder- de que somos los únicos del planeta que no dependemos del azar. Si nuestras acciones no son casualidad, quiere decir que podemos cambiar el mundo, que la capacidad de mejorar está en nosotros.
3 comentarios:
Esta me gusto mucho...
Saludos desde Xela. Qué buenas columnas. Felicitaciones por el nuevo sobrinito.
La verdad es que da mucha tristeza enterarse de casos de abusos de autoridades... gente aprovechada del sufrimiento de los demás.
como hablabamos en días pasados, en casos de desastres se puede ver lo peor y lo mejor del ser humano.
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