El Absurdo
Lo absurdo es, según el diccionario de la Real Academia, todo lo contrario y opuesto a la razón, lo que no tiene sentido. Lo absurdo es chocante y contradictorio, es un dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado. Mas claro no puede ser.
Sin enbargo, en esta ocación no hablaré de la tendencia artística que explota lo absurdo como un recurso. Voy, entonces, a referirme a lo absurdo de nuestro sistema, solo situando un par de ejemplos que bien vienen al tema en estos días.
Mareros, cárceles y zoológico
Hace pocos días se dio, en varias cárceles del país, un hecho que tiene a muchos con los pelos de punta, pero que si algo tiene de cierto, es que ha encendido una luz de alerta que la autoridades se empeñan en ver, por mediocres corruptores del sistema que son, con ese estilo superficial que los caracteriza. Así es como siguen hablando de sus planes anti maras y los problemas de las cárceles, cosas que nunca van a cambiar si se siguen viendo a si mismos, a causa de poseer poder pero no capacidad, como semidioses que solo tienen que mover un dedo y ya. Esa es su mediocridad: el gusto por no mover nada más que los dedos.
Entonces, ante la situación de las cárceles, las autoridades le dejan una probadita de protagonismo al ministro de la defensa, quien propone que para solucionar el asunto, conviertan algunas de las desocupadas zonas militares, incluyendo la de Xela, en centros presidiarios. Está claro el absurdo.
Para nuestra ciudad, la desocupación de la zona militar está propiciando un cambio verdadero de actitud en nuestra sociedad. La antigua estación del Ferrocarril de los Altos está siendo exorcisada al transferir las instalacioes de un clima de violencia a uno de cultura, un paso más importante de lo que la capacidad del señor ministro y de quienes lo respaldan puede ver.
Porque ahí esta la solucion al problema de las maras y a todos los que se me puedan ocurrir. En lugar de invertir los millones en nuevas cárceles, es imprescindible que los inviertan espacios recreativos de calidad, como pudiera ser el zoológico Minerva o la antigua estación. El problema está en la patética educación que los niños y jóvenes reciben, nada más, pero se empeñan en no verlo.
1 comentario:
El absurdo sale dos veces
que absurdo
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