
Kero
A continuación transcribiré un correo electrónico recibido por mi colega y compañera, Lucía Escobar, que le fuera enviado a raíz de un artículo de opinión que publicara en un diario de circulación nacional. Mi intención es demostrar cómo, y con un mínimo de voluntad, las cosas se podrían cambiar si todos pusiéramos de nuestra parte y dejáramos de esperar que alguien más haga las cosas por nosotros:
“Permítame presentarme: mi nombre es Pilar de Naranjo, soy BiólogaConservacionista colombiana, resido en este lindo país hace 5 años. Meenteré del triste estado en el que tienen a un león en el zoológico deQuetzaltenango. Ya tengo lugar para trasladar a este bello animal en el Auto Safari Chapín pues ayer domingo 15 de agosto estuve ahí y hablé con el administradorSr. Lic. Javier Plocharski para contarle de la horrible situación del animal…Me dijo que lo recibirían inmediatamente....me gustaría que hagamos presión para que lo llevemos al Safari de inmediato....allá es increíble lo bien que está todos los animalitos...si vieras los leonotes divinos...están inmensos...gorditos...jugando en medio de la lluvia como si fueran gatitos....es divino...... Ya me comunique con el Sr. Herbert Erdmenger, quien escribió el Jueves en ElPeriódico criticando esta situación y quién está dispuesto a poner eltransporte...”
Kero fue sacrificado la semana pasada luego de que su enfermedad fuera catalogada como incurable después de casi un año de padecerla. Se enfermó por maltrato por parte de los visitantes, un encierro muy distante a las necesidades espaciales de un animal de su tipo, deficiencias en el control de su ingesta alimenticia, etc.
Antes de morir padecía una obstrucción intestinal, heridas causadas por piedras que los visitantes suelen lanzar a los animalitos y un notorio desgaste físico logrado en sus escasos cinco años de vivir en Xela.
Kero nació en La Aurora y vino a nuestra ciudad a través de la gestión de Lucy Guzmán, quien dice que cada vez que se muere un animalito ella trata de traer uno nuevo. Ahora, parece que ya no intentará traer más leones hasta que el Minerva pueda ofrecerles un espacio digno, y los quetzaltecos esperamos que ese día verdaderamente llegue.
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