3/8/05

Púchica jueves 04 08 05

Contaminación

En estos años que corren escuchamos hablar a diario de contaminación del aire, del suelo, de los mares, de los ríos y lagos, de derrames de petróleo, de desechos industriales y de fugas de gases radiactivos. En el mundo de hoy no son ningún secreto los peligros de la polución química y se está empezando a demostrar la contaminación bacteriana de los sistemas de aire acondicionado, de los campos electromagnéticos y de la contaminación sonora. Ahora, sin que nadie atienda este tema, resulta que contaminamos nuestro sistema nervioso central a través de la visión de formas exageradas.
“El cerebro humano tiene una determinada capacidad de absorción de datos”, dice en un estudio. “El sentido de la vista es uno de los más complejos y de los que mayor incidencia tiene en la percepción global del entorno y, por lo tanto, en las reacciones psicofísicas del hombre”. El ojo es una máquina óptica muy compleja. La retina retiene la imagen durante 1/10 de segundo, como si fuera el cuadro de una película. De hecho, este mecanismo ha sido aprovechado para crear el efecto de movimiento en el cine. La información visual retenida en tan corto tiempo tiene una acción directa sobre nuestra capacidad de atención.
Cuando una imagen supera el máximo de información que el cerebro puede asimilar, se produce una especie de “stress” visual, el panorama perceptual se vuelve caótico y la lectura ordenada del paisaje se hace imposible.”
Y es que la contaminación visual es precisamente el cambio o desequilibrio del paisaje, ya sea natural o artificial, que afecta las condiciones de vida y las funciones vitales de los seres vivientes.
Está comprobado que la contaminación visual produce dolor de cabeza, estrés, distracciones peligrosas (especialmente cuando se maneja), problemas ecológicos (se alejan algunas especies y se rompe el equilibrio ecológico), costumbre negativa en los conceptos de armonía colectiva etc.
Una de las contaminaciones más altas en nuestra ciudad es la visual, que llega hasta nuestros cerebros a través de la vista. No solo la excesiva rotulación que existe altera nuestros sentidos, también el deterioro de las calles, las banquetas y la mayoría de áreas públicas.

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